Tu cerebro almacena a través de una emoción. Caso de Carlo, Parte 1
Ayer me llamó mi paciente Carlos para decirme: “Sofía, no lo puedo creer. ¡NO tengo nada de dolor, llevo una semana sin dolor!”. Él tiene ocho cirugías por hernias discales y otros problemas; comenzó a padecer dolor a los 15 años y desde entonces ha estado saltando de terapia en terapia, hoy tiene 50 años y seguía con dolor hasta que llegó a nuestro (tuyo también) “Centro y’u®”, llevaba —literalmente— 35 años con dolor y sufrimiento constante, en el estado emocional y sentimental que se podrán imaginar, sin esperanza alguna.
Comenzamos, por supuesto, modificando su ingeniería a través de cambiar no solo la forma de caminar, sentarse y pararse, sino también de sentir y saber sobre los sentimientos y emociones que ha tenido que vivir a través de todos estos años de dolor y sufrimiento.
El cuerpo humano es sumamente rico en elementos; somos seres complejos y como expertos debemos especializarnos, sin embargo, nunca debemos dejar de vernos de manera integral, ya que las emociones y sentimientos siempre están y debemos tomarlos en cuenta.
Desde que hice el método y’u® para Rebeca mi hija, me di cuenta de esto y fue gracias a mi intuición materna, ya que de otra manera me hubiera focalizado solo en la mecánica y neurología. Comprendí que debido al dolor Rebeca tenía muchos sentimientos y emociones no expresadas, por la frustración de siempre tenerlo, así como la imposibilidad de hacer algunas cosas.
Entendí que aunque aparentemente tenía una niñez feliz, no sólo debía cambiar la constitución entre sus huesos, músculos y fortalecerla, si no también tenía que expresar sus enojos, frustraciones e incluso alegrías.
Cuando Carlos llegó al consultorio, apenas hace tres semanas, antes de empezar a mejorar biomecánicamente, comenzamos a enseñarle sus emociones y sentimientos a través de nuestros personajes (tenemos personajes porque de esta manera tu cerebro lo aprende más fácil, rápido y es para siempre).
Al principio le pareció raro que la primera regla es “No se vale que te duele”, ya que si esto sucede, modificamos la terapia para que siempre sea satisfactoria y garanticemos que salgan con una sonrisa de oreja a oreja.
Durante su primera visita le enseñamos a relajarse presentándole a dos de mis personajes favoritos: Mario el mar y Drako el dragón; con el mar se calma o tranquiliza al paciente y con Drako se saca el enojo, las angustias y los miedos de manera explícita. Estos dos personajes también te enseñan cómo colocarte para acostarte, sentarte y flexionarte.
Carlos salió maravillado de saber cómo realizar ese conjunto de movimientos y además incluyó emociones y sentimientos, por lo que no solo liberó el dolor físico, sino también el emocional; todo esto le brindó un resultado inesperado, ya que el dolor desapareció por completo, se sentía más flexible, y de hecho pudo recoger sus zapatos y ponérselos sin sentir dolor, cosa que hace 35 años no le pasaba.
Hoy está no solamente liberado de dolor y sufrimiento, también sabe cómo utilizar su cuerpo como su mejor herramienta para saber qué necesita en este momento y qué puede hacer para solucionarlo.
Sin embargo, para lograr esto le enseñamos a Carlos cómo reprogramar la información en su cerebro, ¿quieres saber cómo lo logramos? Lee la segunda parte del caso de Carlos y averígualo.