Tejido Inteligente al alcance
El viernes llegó al consultorio la señora Lucero, ella padece de artritis reumatoide y tenía mucho dolor en las piernas, pies, manos y espalda media. Viene de la Ciudad de México para tratarse en el centro Y’u porque durante años nadie ha logrado quitarle el dolor, lleva apenas tres sesiones y ya no tiene nada de dolor, ni siquiera en las manos y pies, debido a su padecimiento.
Les voy a contar un poco de las fascias, que es un tejido conectivo y la palabra viene de “estar conectado”. La semana pasada les platiqué un poco más a fondo, pero imaginen que entre su piel y el músculo tienen una telaraña muy húmeda llena de venas, arterias y nervios, y lo más interesante es que curamos a través de este tejido que hace unos años ni siquiera tomábamos en cuenta.
Coloca tu mano sobre algún punto de dolor y luego suavízala como si quisieras acariciar, imagina que tienes tinta china en la palma y quieres dejar huella; haz una succión pequeñita como una ventosa y repite el proceso, pero suaviza más tu mano. No muevas tu mano de ese lugar hasta después de tres minutos, en cámara lenta, aunque no hayas movido tu mano, la piel de ésta se mueve milimétricamente y es por ello que el dolor se reduce o desaparece.
Y me van a preguntar, ¿cómo algo tan suave y sutil en muy poco tiempo ayuda a eliminar tanto el dolor? La respuesta se la debemos al tejido conectivo, y cuanto más amoroso sea el proceso mejor, porque se hidrata a través de las reacciones bioquímicas que genera tu cuerpo cuando sientes amor.
El cerebro humano es fascinante, porque sabiendo cómo almacena y libera, acciona. Tienes una mina llena de joyas como lo digo y lo repito, y espero que algún día todos los seres humanos sepan que todo está ahí, lo que necesitas, lo tienes en tu cuerpo.
Regreso al caso de Lucero, cuando una persona tiene dolor crónico siempre debemos de trabajar las fascias, y lo pueden hacer ustedes así de simple. Experimenta con un ser querido, toma su brazo, pídele que extienda y flexione la muñeca, luego que toque el antebrazo con la mano en forma de conchita, posteriormente relaja la mano y mantenla en esa forma, después en cámara lenta, mueve solo la piel. Pídele que vuelva a flexionar y extender y sentirá una ligereza. Lo mismo hice con Lucero, vamos dándole vida a todos sus tejidos, no sólo con la movilización, sino también con las emociones, éstas segregan sustancias que siempre te van a ayudar y son una buena herramienta.
Ahora cambia un poquito el experimento, pídele a esa persona que sienta una emoción al acordarse de algo que le cause bienestar a través de una experiencia real, o sea un recuerdo o memoria. Haz tú lo mismo, y tócala con tu mano en el mismo lugar (antebrazo) y hazlo durante un minuto. Experimenta cuánta diferencia hay en la tensión de tu mano, y pídele que te cuente qué sintió diferente.
Tu cuerpo es integral y el de los demás también; todo lo que sentimos, nos afecta o beneficia, y no estoy hablando de manera esotérica, es científico. Cuando subes a una montaña rusa tu cuerpo produce cortisol, cuando te sientes amoroso segrega serotonina y eso hace que generes las famosas endorfinas, que es la morfina natural del cuerpo. Tenemos la gran facultad de ir o venir a donde queramos.
La clave de lo que hoy te hablo es lo siguiente:
1) Mover tejidos que normalmente, por usos y costumbres, se encuentran desbalanceados.
2) Poner una emoción.
3) Lograr esa emoción a través de un recuerdo.
4) Ser consciente del antes y después.
Lucero tiene una enfermedad crónico degenerativa; hemos logrado quitar sus dolores al 90% cuando llegan por humedad u otros factores, ella ya sabe cómo corregirlas inmediatamente.
Si tú estás bien y te duele algo, prueba lo que hoy leíste, si tienes una enfermedad o demasiado dolor, escríbenos, llámanos y estaremos encantados de poderte dar asesoría para que conozcas mejor tu cuerpo y lo lleves a un estado balanceado y justo donde tú quieres estar.