Curar
Esta semana estaré en una sala de cine para abrir con la presentación de una película que se llama “Healing”, en donde voy a contar la historia que me llevó a iniciar con esta maravillosa trayectoria de enseñarle a las personas cómo utilizar la mejor herramienta, que es su cuerpo.
Cuando me llamaron para que diera una plática al respecto, acepté con mucho gusto, porque si hay algo que me inspira todos los días a trabajar, estudiar y seguir aprendiendo en cada caso que tomo, es precisamente el poder que cada uno de nosotros tenemos sobre nuestras vidas.
Platicaré de cómo ahora Y’u tiene presencia en los cinco continentes y miles de personas ya ejercen estas herramientas día con día, y con la que he viajado literalmente para enseñar sobre lo que generé con la intención de curar a mi hija, y ahora hacerlo por todo el mundo.
Espero que mi historia pueda influenciar para que sepan que cuando parece que algo no tiene solución, siempre hay manera de salir de ello, y que estas experiencias son las que te hacen y forman.
En Y’u nos focalizamos para llegar a una mejor respuesta y utilizar tu cuerpo como una gran oportunidad, ya que no sólo nos basamos en la mente —la cual es muy poderosa—, sino también en cómo puedes mejorar en todos los sentidos, ya que no hay un solo segundo en que no dejas de regenerarte y puedes reinventarte; de eso se trata este largometraje; explica también que aunque todo sale y entra directamente del cerebro, según los estímulos que esté usando tu mente, aprende de una manera diferente.
Somos sumamente ignorantes de lo que podemos llegar a hacer, ya que utilizamos menos del 8% de las facultades que tenemos como seres humanos, no nos conocemos por completo y no sabemos cómo abrir otras posibilidades.
Hablo de datos científicos que día con día se acumulan para que tú, tu familia, tus seres queridos y yo estemos mejor.
En la antigüedad, la medicina veía la relación de lo que pasaba afuera y dentro de nuestro cuerpo, luego empezamos a especializarnos y dejamos de relacionar el cuerpo humano con la presión, temperatura, clima, bacterias, personas que nos rodean, si nos encontramos en alta mar, en el desierto, oficina o en la playa, si se nos acababa de morir alguien importante o tuvimos la maravillosa noticia del nacimiento de un ser querido, y por supuesto lo que sucede desde lo más profundo de nuestro ser hacia afuera, y dentro: nuestro hígado, pulmones, estado de ánimo, pensamientos, intenciones, cuántas veces late nuestro corazón y hasta en qué estado se encuentra nuestra lengua, ¿cómo y por qué caminas justo como lo haces?
Durante épocas lo entendíamos de manera natural conjuntando todo y por otro lado, cuanto más científico se fue convirtiendo, más se olvida incluir el todo, aunque sabemos a ciencia cierta que en realidad sí cambia las cosas y al asumirlo, mejora.
Cuando empecé la metodología fue porque médicamente se me pidió que tenía que esperar 12 años para darle un remedio a lo que pasaba con Rebeca (mi hija), y no podía esperar porque su padecimiento le causaba dolor, y los remedios que me ofrecían en ese entonces no la curaban de raíz, sólo ‘espantaban’ un poco el malestar y a veces ni siquiera eso.
Creo firmemente que no hay que descartar nada y que las estadísticas y aprobaciones de instituciones con renombre verdaderamente nos dan una respuesta viable porque nos lo dicen los números, pero tenemos que asumir que todo es importante, tan es así que ahora cuando un bebé está en tratados o cuidados intensivos, hasta en los hospitales más sofisticados, le piden a la madre que se quede.
Y esto es porque somos seres de emociones, pensamientos, órganos, huesos, estructuras inteligentes, y debemos empezar a entender que si unimos las escuelas viejas (sabiduría por experiencias corporales) con lo más contemporáneo, tendremos cada día una mejor respuesta para vivir justo como cada quien decida. Y el cuerpo está dotado de ello.