Ejercicio para encontrar tu armonía
Esta semana llegaron al Centro Y’u casos muy difíciles: de pacientes con cáncer, otros con dolores desde hace 40 años, uno más con prótesis de caderas y sin poder caminar armónicamente pese a haberse sometido a 170 terapias físicas, además de tres operaciones de rodilla sin cartílago, entre muchos otros.
Sin embargo y pese a estas cuestiones tan complicadas, concluí que en realidad lo más simple y básico es lo que mejor funciona para todos, y por ello hoy decidí comenzar por el principio básico de nuestra metodología: NO DOLOR.
A lo largo de la formación, información y enseñanzas que le brindo a mis pacientes, increíblemente el concepto que más cuesta trabajo compartir es nuestra regla de oro de evitar el sufrimiento, ya que algunos pacientes aseguran: “Si no me duele, no va a servir”, sin embargo, yo les explico que el dolor surge porque tu cuerpo está advirtiendo que debes detenerte.
Entre más rico sientas y mayor satisfacción te genere un ejercicio, más fácil será lograr tu objetivo, ya que al hacerlo así —de manera consciente— tus 11 sentidos se amplificarán y será 96% más efectivo, a que si lo haces con dolor de por medio.
Y esta máxima no solamente aplica durante una rehabilitación, sino en cualquier forma o manera de vida; elegir la satisfacción está dentro de tu poder, para emprender el camino que lleve a tu cuerpo a una verdadera armonía.
En la cabeza tenemos muchas ideas de lo que es saludable o no, pero tu cuerpo nunca termina entendiéndolo porque no le das el chance de sentirte, de experimentar realmente, de jugar contigo y de hacerlo realmente lúdico.
Te invito a hacer el siguiente ejercicio para darle oportunidad a tus neuronas de entender que meditar no es estar acostado en un cuarto de yoga, ya que tú tienes la capacidad de hacerlo cuando quieras y obtener para siempre los beneficios de balancear tu vida.
Puedes comenzar a hacerlo acostado, pero también te recomiendo llevarlo a cabo en diferentes momentos: parado, cuando estés con tu pareja, en el coche, entrando a la oficina, con los ojos abiertos o cerrados.
Es muy sencillo, recuéstate, cierra los ojos, da tres giros largos y amplios hacia un lado y luego hacia otro, con tus ojos visualiza y siente que estos se hunden en un pantano que se encuentra en un verdadero paraíso, pero si para ti hundir los ojos en un pantano no es satisfactorio, entonces ponlos entre nubes o agua que cae de cascada, o si lo prefieres que se conecten con la mirada del galán o el amor de tu vida; elige una visualización que verdaderamente te lleve a una experiencia satisfactoria y no dejes de poner imágenes, formas y texturas.
Para llevar a cabo esta dinámica, toma en cuenta las siguientes reglas:
1) NO DOLOR. Si te duele acostarte en el suelo, hazlo en un lugar ultra cómodo
2) USAR AL MENOS DOS SENTIDOS. Escucha con tus oídos, con tu tacto y con tu percepción, y no tienes que moverte, ni cambiar tu respiración o posturas; deja que tu cuerpo sea libre.
3) MATERIALIZA Y MIMETIZA. Intenta sentirte del mismo material del que visualizas, por ejemplo, si eres agua ve con un microscopio cómo es, cómo se mueve y se siente.
4) COMPARA. Antes de empezar, mueve tus ojos y nota qué sientes. Después haz lo mismo y describe las diferencias, verás que hasta tu pisada se siente diferente, aunque te hayas concentrado sólo en tus ojos.
HOY te reto a hacer este ejercicio porque sé que te conocerás de manera distinta, y cuando tu cuerpo lo administre a través del sistema nervioso central y lo vivas como una experiencia, a tu cerebro jamás se le olvidará. Espero hacerte esta experiencia tan agradable que quieras repetirla continuamente. Linda semana desde Y’u.