¿Tienes más de 50 y ya te sentenciaste?
El sábado estaba en una cena y una de las invitadas mencionó que esta generación —los que tenemos más de 50 años— estamos sentenciados a vivir con dolor para siempre, y lo peor es que todos mis amigos, conocidos, parientes y familiares que no están involucrados con la metodología Y’u efectivamente viven con dolor, y ya es tan normal que esto les pase, que simplemente diariamente se toman una pastillita o aceptan su destino fatídico al decir: “No cederá, ni cesará el dolor”.
Me incluyo en “esta generación” porque tengo 51 años y por cierto, hasta ahora sigo amaneciendo sin dolor y puedo hacer lo que me viene en gana, es por eso que hoy levanto la voz y te digo en alto: “¡Claro que no es cierto!”. Por supuesto que el dolor seguirá si sigues con hábitos, usos y costumbres que cada día te inmovilizan más, además de no tomar opciones para erradicar el problema de raíz, es decir la causa de lo que verdaderamente está llevándote a este camino irremediable de sufrimiento y limitaciones físicas, mentales y emocionales.
Lo primero que te digo es no permitas que tu mente acepte el vivir con dolor y salte de resolver las cosas culpándote y aceptando que no hay remedio, si no tienes contacto con la metodología, busca en Internet información sobre nosotros, ya sea en @yubodytech o en el periódico EL UNIVERSAL Querétaro y léeme, ya que probablemente te ayude a obtener respuestas de una manera en la que no has pensado, porque todos estamos educados en resolver sólo combatiendo el problema e intentando quitar los síntomas, en lugar de ver un poco más allá y preguntarnos ¿qué está causando esto? Y si no llegas a la raíz, aquí tienes muchas opciones de cómo empezar.
1. La causa está en tus usos y costumbres, date al día un minuto de manera rutinaria, puede ser después de comer, antes de desayunar o de dormir. Elige cualquier momento en el día en donde te fijes quién en tu cuerpo se está encargando de recibir tu peso y el de la gravedad. Si tu respuesta está en un solo lado o es pequeña el área (por ejemplo: el pie derecho, en el talón), entonces mece un poco tu cuerpo como cuando eras bebé hacia todos sentidos, cambiando los pesos; balancea y muévete ligero, arrullando y cuidando no corregir hacia el lado donde sientas dolor, vete o mécete a donde se sienta bien, rico, a gusto, confortable y sobre todo, que sea un alivio el recibir las cargas de manera más homogénea. Debes percibir que tus pesos y los de la tierra los recibe tu cuerpo de manera homogénea y con cimientos.
2. Busca sentirte arraigado y nota la diferencia en el antes y el después de mecerte o arrullarte, ¿las cargas en tu cuerpo están más distribuidas? Si es así, neurológicamente llegarás a un balance y tus pesos están más distribuidos, por lo cual tu mente y tus emociones naturalmente también. Y sí tu problema mayor es emocional; expresa con gestos y físicamente como si fueras un animal de manera instintiva esa emoción y notarás que en lo físico, emocional y mental encontrarás mayor sentido de estabilidad, balance y pertenencia. Si tu problema es mental por estarle dando muchas vueltas a algo que está sucediendo, piensa en extremos; dale el opuesto, el blanco y el negro, el yin y yang de tu pensamiento, y notarás ese mismo equilibrio: homeostasis.
3. Fluye tus movimientos, pensamientos y sentimientos; dales continuidad para que no se detengan, aceleren o desaceleren.
4. Cambia tu alimentación, mañana martes 6 de noviembre a las 19:00 horas daré otra plática completamente gratuita para que conozcas exactamente qué y cómo comer sin limitaciones, simplemente entendiendo cómo funcionas, lo único que necesitas es llamarnos para apartar tu lugar.
5. Decide hoy que no te va a doler nada y actúa: “HAZ PARA LOGRAR, y piensa fuera de la caja”.
Espero verte y conocerte mañana, que tengas una Y’u semana, es decir una semana tú desde la raíz.